Monogamia – ¿Es realmente una buena opción?

El pasado año, el columnista de The New York Times, Ross Douthat, proclamó una atrevida predicción sobre el futuro del matrimonio en los Estados Unidos. Sugirió que, según el ritmo al que va cambiando la aceptación de los estadounidenses de las relaciones abiertas, los matrimonios polígamos podrían llegar a legalizarse en el año 2040.

¿Cómo se traduce dicho cambio en números? De forma muy reveladora: en la actualidad, el número de personas que ven la poligamia como un estilo de vida moralmente aceptable es el doble que en 2001. En aquel año, únicamente el 7% de los estadounidenses estaban de acuerdo con ello, pero el número ha incrementado hasta el 16% en el transcurso de estos 15 años.

No hay duda de que la posibilidad de que los matrimonios polígamos sean legales en Estados Unidos aún se vea como algo improbable para muchos, pero no es menos cierto que la poligamia se presenta como una realidad en otros muchos países. En 57 de los casi 200 estados soberanos, las personas tienen derecho a casarse con varias parejas al mismo tiempo. Países como Egipto, Kenia, Libia, Afganistán, Indonesia, India, Kuwait y muchos otros reconocen los matrimonios polígamos (o ‘poliginia’) de forma legal.

¿Valores occidentales vs. naturaleza?

¿Debería ser aceptada la poligamia en la cultura occidental? Mientras que muchas personas nunca estarán de acuerdo con esta premisa, puede que ya se estén fijando las bases para que las relaciones abiertas se consideren como una opción aceptable debido a la cantidad de matrimonios que terminan en separación.

Alrededor de la mitad de matrimonios en la parte occidental acaban en divorcio, y el sexo con otras personas se ha clasificado como la causa más común. Las encuestas también muestran que entre el 20 y el 60% de las personas casadas habrían tenido sexo extramatrimonial por lo menos en una ocasión.

Sin duda, se cree que estos números son realmente superiores ya que los encuestados tienden a “restar importancia” a sus infidelidades.

El concepto de “engañar” a alguien está considerado como algo inmoral por muchos, pero ¿deberíamos verlo así? Varios estudios en los últimos años han concluido que algunos aspectos del comportamiento humano demuestran una inclinación natural hacia tener varias parejas como, por ejemplo, el descubrimiento de que la tendencia de las mujeres a hacer mucho ruido durante el coito tiene el objetivo de atraer a nuevas parejas potenciales.

Obviamente, todo ello se hace inconscientemente, pero de ser cierto, ayudaría a verificar la teoría de que los humanos no hemos sido diseñados para ser monógamos. Además, se ha documentado que el número de espermatozoides incrementa cuando el hombre está lejos de su pareja, lo que indica una tendencia natural a esparcir su semilla entre varias parejas.

cheating wife

¿Podrían las aventuras salvar las relaciones estables?

Si estamos diseñados para tener varias parejas a nivel genético (y, quizá, en lo más profundo, a nivel psicológico), tener una aventura podría ser la mejor forma de satisfacer las necesidades sexuales sin tener que dejar a la pareja. En una relación estable, se ha demostrado que las relaciones sexuales cada vez tienen menos importancia debido a que la intimidad emocional va ganando terreno a la intimidad física.

Si una parte del matrimonio tiene un mayor deseo sexual, la falta de relaciones sexuales podría llevar fácilmente a sentimientos de resentimiento y, a la larga, a la ruptura del matrimonio mismo.

Al tener aventuras con una o más parejas, el marido o la mujer con mayor apetito sexual pueden satisfacer sus deseos fuera del matrimonio. Esto les dará la conexión física que necesitan y les permitirán centrarse en el placer emocional con sus cónyuges.

Con esto en mente, el sexo extramatrimonial puede ser la solución para que las personas con un gran apetito sexual estén felices y satisfechas en su matrimonio. En vez de dejar que los deseos cada vez vayan a más en una relación sin intimidad física hasta que la separación, y probablemente un divorcio costoso, sean inevitables, ocuparse de los deseos en otra parte es una opción más que lógica.

En general, la sociedad occidental, dibuja una línea muy fina entre el deseo sexual y la felicidad emocional. El coito es un acto físico que alivia la tensión, libera endorfinas y con el que se ejercita todo el cuerpo. Por otro lado, la intimidad emocional es algo más profundo y mucho más complejo. Y es totalmente posible que exista el uno sin el otro.

Aceptar este hecho, y la idea de que la monogamia puede jugar en contra de nuestra salud mental, física y emocional, podría ser la solución a muchos matrimonios infelices.